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Rememorar la juntanza. Encuentro de Mujeres Tejedoras Granizal y Nueva Jerusalén.

Hilvanar vínculos que se logran en el encuentro, el abrazo y las historias de vida.

Propiciar el encuentro entre mujeres será siempre un gran hito, pues no solo es la visualización de diversos rostros, es reconocerse en la historia de la otra, conectar con sus vivencias, y que ese sea el hilo conductor de una enriquecedora conversación; así se vivió el encuentro de Mujeres Tejedoras de Granizal y Nueva Jerusalén.

Cada grupo se preparó para este encuentro, desde las obras a exponer, hasta los presentes que intercambiarían como una forma de establecer ese vínculo fuerte que les representa, además de compartir aquello que les une como sobrevivientes del conflicto armado. Partiendo por el reconocimiento de la otra desde su lugar de residencia, hasta aquello que les mueve por ser parte del grupo de la memoria en Granizal y Nueva Jerusalén, se constituyeron en aspectos claves para asegurar el éxito de este evento.

Rememorar la juntanza, es, sin lugar a duda, realizar un ejercicio de memoria colectiva en el que se escucha cada historia permitiendo que esta nos sitúe en la realidad de cada mujer, y nos permita ver, más allá del dolor que produce el desplazamiento, la esperanza por seguir resistiendo, para lo cual el tejido es catalizador y entramado sanador.

El Jardín de la reconciliación, el Rincón de la Memoria, los Libros de vida, y los Bordados del desarraigo fueron los escenarios sobre los cuales se desarrollaron diálogos significativos, donde afloraron los recuerdos y se desplegaron abrazos desde la sororidad que vincula a las Mujeres Tejedoras. Sus historias de vida serán recordadas cada vez que una obra suya presencie escenarios en los que es preciso seguir creyendo en la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

 

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