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Esta tierra es Nuestra: entre el desarraigo y la apropiación territorial.

El Museo Casa de la Memoria como escenario en el que se escuchan muchas voces, como mundo en el caben muchos mundos.

El habitar el territorio ha representado, para las mujeres de la vereda Granizal, una lucha constante que se ve reflejada en todas las veces que han sido desplazadas, sea por el hostigamiento de los grupos armados, o por las nulas condiciones de habitabilidad. La cuestión aquí reside en que, siendo las mujeres la principal víctima de un conflicto armado extendido por más de 60 años, han padecido la revictimización una vez llegan a lugares que no poseen garantías suficientes para ser habitados.

Si por un momento nos sentásemos a escuchar la historia de una de las mujeres pobladoras de la vereda, muy probablemente nos contaría cómo llegó a este espacio junto con más familias desplazadas por la guerra, y que, el estar allí era producto de toparse con una ciudad que no tenía lugar para las familias campesinas que constantemente llegaban a ciudades principales como Medellín en búsqueda de mejores condiciones de vida. Llegar a un asentamiento o barrio no legalizado significaba partir desde cero, un reinicio de la vida que ahora estaba marcada por la incertidumbre y la zozobra, pues el recrudecimiento de la violencia era la realidad que azotaba a Medellín en los años 90.

Aún con todo ello, se vislumbraba una luz de esperanza una vez un grupo de mujeres fue convocado a diversos encuentros para dialogar y compartir. Quizá sin comprender mucho la finalidad de dichos espacios, las mujeres se permitieron estar allí, encontrando poco a poco historias de vida tan similares como las suyas; el dolor se hacía recíproco en la medida que las pérdidas eran comunes, y la lucha incansable por permanecer en su territorio era el vínculo que les unía. Así nace “Esta tierra es nuestra” una exposición auspiciada por el Museo Casa de la Memoria en el que plasma las expresiones de resistencia de las mujeres de la memoria de la vereda Granizal, encontrando en el tejido múltiples formas de encarar lo compleja que resulta la realidad. Así lo narra Gladys Múnera, una de las mujeres fundadoras de este colectivo:

Es tan importante para nosotros porque no solamente nos damos a conocer como personas, sino también nuestras historias, nuestros espacios (…) uno sabe que es un logro demasiado grande, porque no solamente nos va a ver un país, un departamento, una ciudad, sino que nos va a ver el mundo entero porque sé que de muchos países vienen allí a casa de la memoria y allí van a ver nuestra exposición que igual (…) para que la gente vea que nosotros no solamente somos víctimas sino también somos mujeres resiliente capaces de emprender una lucha hacia sea una nueva vida pero también a un esclarecimiento de la verdad.

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