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La urdimbre de la vida ha de ser el eje movilizador de las mujeres hacia la sororidad y el empoderamiento.

La Red de Mujeres de la Comisión de Paz CEDECOL es una iniciativa que nace por articular mujeres desde organizaciones basadas en la fe e iglesias que puedan reflexionar sobre su rol preponderante en dichos escenarios. Paz y Esperanza llega a articularse a la Red en el año 2020, periodo en el cual se encontraban en la elaboración de la cartilla Tejiendo Redes por la vida de las Mujeres; esta consistía en el reconocimiento de diversas tipologías de violencia a partir de la lectura bíblica con perspectiva de género.

Este espacio representativo en el que Paz y Esperanza ha generado aportes que han contribuido a cristalizar el proceso de acompañamiento con las mujeres, llega a verse evidenciado en la posibilidad de asumir la coordinación de la Red de Mujeres. En el mes de julio del presente año se llevó a cabo en la ciudad de Cali el encuentro nacional de la Red, con miras a reactivarla y dar continuidad a las iniciativas existentes, articulando otras estrategias que lograran tener impacto en las regiones en las que la Red tiene presencia.

Es así como bajo una jornada de dos días, diversas mujeres en representación de iglesias y organizaciones como JustaPaz, Iglesia Menonita, Confraternidad Carcelaria, Iglesia Presbiteriana, Iglesia Cuadrangular, Unibaustista y Paz y Esperanza propiciaron un espacio para el reconocimiento de la historicidad de la Red, los logros alcanzados, así como los desafíos que representa el acompañamiento a mujeres de fe en la defensa de la vida y su posición en cada escenario en el que su voz ha sido silenciada por el patriarcado. El cierre de este encuentro estuvo mediado por un espacio de autocuidado en el que cada mujer logró plasmar sus sentires a la luz de sus vivencias.

La consigna resuena cada vez con más fuerza: No pueden existir mujeres libres de violencias si no hay espacios seguros que garanticen su dignidad. Luz Amparo Chagüendo, como precursora de la Red lo expresa de manera contundente:

Cuando nos ponemos los lentes de la perspectiva de género, entendemos la necesidad de descolonizar nuestras mentes para comprender la realidad de la cultura androcéntrica que atraviesa nuestros discursos religiosos y la manera como nos perciben a las mujeres.