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Voces femeninas que hilan tejidos inacabados.

Nuestro lamento y nuestra voz habla por los que ya están acallados. Esa es nuestra meta. – Gladys Múnera, Mujer de la memoria, vereda Granizal.

Las mujeres ocupan un rol protagónico en el marco de nuestros procesos de acompañamiento. Su lugar es fundamental en cada escenario, pues su voz se convierte en consigna clave para seguir caminando palabra, tejer vínculos y enraizar la lucha por que su dignidad sea respetada en todos los espacios en los que tenga lugar.

La lógica intergeneracional que subyace a los procesos que acompaña Paz y Esperanza, da cuenta de la importancia que representan las mujeres jóvenes en Granizal, las mujeres de fe en el Urabá y las mujeres de la memoria en el Área Metropolitana. Cada una desde sus experiencias y saberes genera un aporte valioso que afianza la esperanza en seguir apostando por la defensa de la vida digna y justa, por entornos protectores libres de violencias y por garantías suficientes para el libre desarrollo de sus expresiones.

Cada grupo de mujeres deja huella en cada encuentro, especialmente en aquellos en los cuales se evocan los aprendizajes generados en respuesta al acompañamiento brindado. Las palabras de gratitud afloran, así como las expectativas por la continuidad, pues se reconoce lo valioso que representa el acto de entretejer con la otra y con sus historias que no solo permiten reconocerse en ellas, también conlleva a extender el abrazo sororo que alienta en seguir recreando otros horizontes posibles.

Compartimos a continuación algunas narrativas de estas mujeres valientes, resistentes y empoderadas:

“Lo que más me gustó de Paz y Esperanza fueron las que nos dieron las clases que nos enseñaron muchas cosas, la pasé muy bueno, tuve nuevos aprendizajes que me sirven para mi vida cotidiana, lo que más aprendí fue sobre la violencia de género, que nosotras como mujeres debemos cuidarnos entre nosotras mismas. Ojalá vuelvan el otro año y yo pueda estar.” (Mujer joven participante, vereda Granizal)

“A mí me dicen “no vaya” y yo digo: “¿por qué? Si yo soy una mujer, o sea, el derecho que tiene el uno lo tiene el otro, entonces Dios me las bendiga de verdad y me gustaría seguir con ustedes y compartir muchas cosas con ustedes.” (Mujer de fe, Urabá)

“Le doy muchas gracias por habernos enseñado tanto, por haber compartido con nosotras. A mí lo que más me quedó marcado fueron las charlas, porque nos hicieron volver al pasado, a la niñez, a revivir todas nuestras tragedias, entonces nos hicieron provecho a todas, nos hicieron llorar a todas, pero fuimos sacando un poquito de todo eso que teníamos guardado muchos años atrás.” (Mujer de la Memoria)

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