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Alina Valverde solo tenía 15 años cuando conoció a Paz y Esperanza. Viviendo en Flor de Bastión, ella nos comentó, “Ellos fueron a mi colegio a dar unos talleres sobre violencia intrafamiliar, el cual me parecía muy bonito y quisiera poder aprender.” Aunque dijo que a todos sus amigos les importaba más la comida brindada que el tema, Alina aprendió mucho de los talleres. “Me sentí muy identificado con algunas cosas que ellos hablaban sobre la violencia que empezaba en el noviazgo” recordó. “Fue para mi una gran ayuda de darme cuenta de estar en una relación toxica. Eso fue para mi una salida.” Ya empoderada, Alina se dijo a si misma “cuando sea mayor, tengo que ser voluntaria.”

Ahora, unos 6 años después de esos talleres, ese sueño se ha hecho realidad. Alina está ayudando con el programa Familias Saludables, Libres de Violencia. Se unió al proyecto hace casi un año, cuando entrevistamos a 200 NNA entre 7 a 17 años. Alina, junto al equipo de Paz y una media docena de voluntarias, recolectaron información para ver si los NNA sufrían de violencia y vulneración de sus derechos en tiempos de pandemia. Esta información formó la base de nuestro informe, premiado internacionalmente, “Escuchando las voces de los niños, niñas y adolescentes durante la pandemia Covid-19 en el Noroeste de Guayaquil”.

Alina disfrutó tanto la oportunidad de apoyar el trabajo de Paz que siguió como voluntaria en nuestros talleres de NNA enfocados en derechos, preparando rompehielos y guiando grupos pequeños. Además, actuaba como facilitadora de grupos pequeños en los talleres de jóvenes varones sobre masculinidad y de mujeres sobre derechos sexuales y reproductivos. Este mes ha tomado más responsabilidad, preparando los chicos y chicas para nuestro foro de NNA y la visita protocolar al Consejo Cantonal, donde los NNA presentaron el mismo informe para el cual ayudó a colectar información. Alina se reunió en varias ocasiones con los chicos y chicas participando por medio de zoom, brindándoles consejos sobre como comunicarse bien y animándolos a tener confianza en si mismos cuando hablan.

Aunque solo tiene 21 años, ella quiere usar lo que ha aprendido para ayudar a los demás. A todos los que quieren ver cambios en nuestro mundo, país o comunidad, les recomienda que empiecen con si mismos. Dice, “no solamente podemos ir por la vida diciendo ‘¿por qué la sociedad es así? o ¿por qué no ayudan?’ porque nosotros también podemos hacerlo.” Y así está viviendo Alina, incluso en su juventud. Participa activamente en el consejo consultivo de jóvenes de Guayaquil, alzando su voz y animando a otros jóvenes a hacer los mismo.

Como equipo de Paz, estamos agradecidos por el apoyo que Alina ofrece a nuestro trabajo. Siempre estamos contentos de trabajar con ella y ver la manera en que se anima a ayudar a los demás.

Si deseas apoyarnos en un proyecto, actividad o programa, ¡no dudas en contactarnos! Sabemos que no somos los únicos apasionados por la justicia. Cuando trabajamos juntos, tenemos un gran impacto.