El 8 de marzo suscita, sin duda alguna, la reunión de fuerzas movilizadoras en favor del reconocimiento de las mujeres, que desde múltiples expresiones hacen visible su rol trascendente en los diferentes espacios en los cuales su voz está presente.
Nuestro acompañamiento hacia los diferentes grupos de mujeres, nos ha permitido comprender que conmemorar sus vidas se conforma en una intencionalidad que no solo se reduce a una fecha emblemática, sino más bien, en una consigna que acompaña el caminar, y así seguir haciendo historia.
El 8M nos permitió conformar círculos de mujeres que fomentaron la reflexión sobre la manera en que sus acciones han sido hito a través de la historia. Nos centramos en identificar las resistencias de mujeres presentes en los relatos bíblicos, como Sifrá y Puá que osadamente hicieron frente a un mandato imperial, o como Ana, quien desafió el statu quo y decidió ir a interceder por su causa, sin que hubiese un intermediario hombre como practica patriarcal. Ante sus historias, las mujeres manifestaron en dichos círculos que:
De todas las mujeres que hemos visto que han sido estériles, me gustó más esta última, porque ella no perdió su fe. Y mire que en el templo no eran si no hombres los que tenían que ir a pedir y ella, sin embargo, fue ella misma a pedir su deseo y a pesar de que ella no lo decía en voz alta, ella sabía que Dios le iba a conceder su deseo. (Mujer participante, Círculo de mujeres, 8M)
Así mismo, evocamos y reconocemos aquellas mujeres que, sabiéndose parte fundamental de la sociedad civil, accionaron en favor de sus derechos. En razón de ello es importante acentuar que:
Ahora las mujeres tienen más voz que antes, así les den en la boca, pero hablan. (Mujer participante, Círculo de mujeres, 8M)
De esta manera, reconocemos en retrospectiva el vasto camino forjado por voces, rostros y manos de mujeres, sus luchas hoy son el impulso de las diversas formas de resistencia de otras, su valentía es huella profunda que alienta a seguir caminando.
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