Las mujeres fueron el centro de este proceso que se realizó en articulación con Dipaz
Turbo y Medellín, fueron las ciudades que acogieron esta propuesta para conversar sobre la reconciliación y el cuidado psicosocial de la mujer.
En Turbo, un grupo de mujeres cristianas conversó sobre El libro de Ester, resignificando el término “reconciliación” a partir de una interpretación teológica, que les permitió reconocerse como víctimas e iniciar su proceso de sanación.
Por su parte, Medellín trabajó con la Cofraternidad Carcelaria de Colombia y las Mujeres de la memoria y el destierro de la vereda Granizal. En dónde la reflexión principal fue “perdonar y reconciliarme me ha dado esperanza”. Todo ello contribuye en seguir entretejiendo diálogos que den lugar al reconocimiento de la mujer como constructora de paz en escenarios eclesiales y comunitarios.
Una de las participantes de los encuentros concluye que, “la reconciliación no es fácil y para eso necesitamos desaprender y aprender, desaprender los signos de violencia y el dolor, y aprender a perdonar a través de la mano de Dios y de entender que todavía hay mucho qué sanar, qué vivir y qué aprender para cambiar la historia.”
Estos encuentros se materializan en articulación con Dipaz y sirven como plataforma para la construcción de la Política de género de Paz y Esperanza Colombia.
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