Fueron cuatro los grupos que se acompañaron en la vereda Granizal, dos de ellos en Oasis de paz y dos más en Altos 2.
Hablar sobre el proceso de poblamiento de la vereda Granizal del Municipio de Bello, el segundo asentamiento más grande de Colombia, permite mirar atrás e identificar las historias de dolor, desplazamiento y pérdidas de las personas que habitan allí. Entre ellos, niños y niñas -hoy jóvenes- que llegaron a este lugar sin entender siquiera el por qué.
Hoy, este grupo de jóvenes reconoce las heridas que el conflicto armado ha dejado en ellos y las otros tipos de violencias dejan en ellos. Por esta razón fueron necesarios espacios para la catarsis y sanar las heridas que aún están abiertas.
El arte fue la puerta de entrada para hacerlo y la música el camino. Durante este proceso ellos construyeron una canción que se llama “Las cosas como son” y con sus palabras expresaron el dolor, pero también el perdón. Este proceso estuvo acompañado de pequeños actos simbólicos, esto les permitió transitar por las etapas del duelo y posibilitar la conversación sobre su proyecto de vida y el rol que ocupan en su vereda, comunidad y familia.
Yesica Castrillón, una de las profesionales que acompaña el proceso, cuenta que “Llegan siempre pensando en ellos y ellas, en una lógica muy individualista pero el hecho de estar allí hace que me preocupe por el otro y la otra. Creo que eso es lo más claro, si eso se empieza activar desde ahora y desde el arte, vamos a poder crear y potencializar que se conformen como juventudes y le apuesten a una realidad distinta”.
Estos grupos están conformados por adolescentes y jóvenes que desde hace dos años vienen participando en este proceso que inició como “Aguanta proyectarnos” y que durante el 2021 consolidó un Museo Itinerante, con el auspicio de la organización de cooperación internacional, Pan para el mundo.
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