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Puntadas que hilan sueños, tejidos que resignifican la fe

La memoria que se entreteje en los territorios siempre traerá consigo una riqueza invaluable. Así lo hemos constatado con los grupos de mujeres que desde cada latitud han encontrado diversas expresiones de memoria que conectan con sus espiritualidades.

En Turbo-Antioquia, se encuentra un grupo de mujeres que han encontrado en el tejido y el bordado una forma de hacer memoria, vinculando la fe a sus experiencias de vida como sobrevivientes del conflicto armado. Cada puntada de sus mandalas da cuenta de una historia, un trasegar y un mensaje que se encarna en sus relatos: es posible resurgir en medio del dolor, pues Dios es la fuente de esperanza. Algunas de ellas nos comparten sus experiencias:

A mí lo más difícil fue venirme de mi pueblo. Uno allá en medio de su pobreza y dificultades era feliz y tener que venirse a otra parte que uno no creció fue muy difícil adaptarme a una tierra que no era la mía. En el proceso salieron las preocupaciones de ciertas cosas, en la mandala yo siempre dije que me gustaba el color azul, para mí representa como libertad. Entonces pues me sentía ahogada, atada con mis pensamientos y sufrimientos de tener que venir de allá y vivir en partes que no eran muy gratas para mí porque había mucha violencia. Entonces me sentí muy liberada al trazar las puntadas con el color azul. (Mujer de fe, Urabá)

El aprendizaje que tuve de la primera puntada de mi mandala fue que cuando uno llega con los ojos vendados, uno no sabe nada. Cada puntada que uno va dando es un proceso que uno va como analizando, esto sucedió por esto y esto. Cada vez que daba una puntada de mí misma, o sea, era otra yo, porque mantenía muy triste muy amargada, en cambio cada puntada yo dije: “esta es la nueva Marce que va a estar aquí” mire que los colores que yo tenía para esta mandala eran diferentes a los que yo le cambié. (Mujer de fe, Urabá)

Me tocó desbaratar mi obra y empezarla de nuevo y así muchas veces nos toca en la vida. Así me ha tocado muchas veces, me he desbaratado, pero le pido al Señor volverme a construir y sé que Él lo está haciendo. Lo más difícil ha sido hablar. En el proceso de la violación que ha sido un tema que yo lo guardé, lo sellé, pero en todo este tiempo como que abrí esa puerta y me permití liberarme de eso y eso me ha ayudado a no sentir culpa, no sentir vergüenza. He aprendido en este tiempo que es necesario sanar, porque si no sanamos no avanzamos, y así como poco a poco iba bordando, así mi vida se va construyendo, iban saliendo muchas cosas que tenía adentro y que por no sacarlas me estaban lastimando. Así como me voy a proponer en terminar mi mandala, también sé que en mi vida va a terminar hecha la obra que Dios quiere que sea. (Mujer de fe, Urabá)

Por su parte, las Mujeres de la Memoria de Nueva Jerusalén han narrado sus historias de desplazamiento y apropiación territorial mediante tapetes que poseen elementos representativos de sus lugares de origen, además de otros emblemas en los que ellas pueden ver representado su proceso:

Este tapete se relaciona con mi historia, pues resulta y pasa que nosotros vivíamos allá en ese pueblito llamado Concordia, Antioquia, un lugar muy escondido, muy faldudo y frío, pero pues era nuestro nidito muy querido por toda mi familia. Cosechábamos en gran parte Girasoles, eran la admiración de nosotros y la verdad, aunque dejé muchas cosas allá, lo que más me dolió fue tener que dejarlos, por eso los quise representar en mi tapete, porque lo primero que se ve vino a la mente cuando nos dijeron que pensáramos en nuestra historia de destierro, fueron ellos, eso si no lo he podido superar. Pero bueno, aquí estamos trabajando en superarlo, hoy por hoy estamos radicados acá en este barrio que se llama la nueva Jerusalén, pues casualmente, acá tuvimos la oportunidad de volver a reconstruir nuestro hogar, nuestro ranchito muy malito, pero no nos mojamos, aquí, dormimos tranquilos y hay mucha paz, volvimos y reconstruimos nuestro hogar y ahí vamos para adelante en la lucha queriendo Dios”. (Mujer de la Memoria Nueva Jerusalén)

“Quise tejer esta mariposa en mi tapete, porque significa libertad y son hermosas en su diversidad de colores, yo relaciono la mariposa en mi propia vida porque he aprendido a adaptarme en distintos ambientes, aquí he sentido libertad de contar mi historia porque antes no lo había hecho en otros espacios.” (Mujer de la Memoria Nueva Jerusalén)

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