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Kintsugi: cicatrices que cuentan historias de esperanza

La génesis del grupo de Mujeres de la Memoria en Granizal ha estado marcada por las experiencias dolorosas generadas por el conflicto armado. A partir de ello es que surgen las iniciativas de memoria colectiva que hasta hoy nos han acompañado, siendo el arte el aliado crucial en nuestros procesos.

El año 2024 tuvo una impronta particular, pues al preguntarnos en cómo las mujeres comprendían y vivenciaban la reconciliación, supimos lo pertinente que sería profundizar en el acto de reconciliarse con parte de su pasado que vincula a los victimarios que efectuaron los hechos victimizantes, así como otras marcas dolorosas que se remontan a la época de sus infancias. Por ello emprendimos Un viaje hacia la sanación y la reconciliación el cual comprendió dos fases: el encuentro con ex victimarios comparecientes ante la JEP, y un abordaje de experiencias relacionadas con abuso sexual en la niñez.

Para la primera fase contamos con el apoyo de la Confraternidad Carcelaria de Colombia y uno de sus ejes de acción en Justicia restaurativa que hicieron posible este proceso que requirió espacios de diálogo y reflexión preliminares al encuentro, una vez se propició fue sumamente significativo, pues se recurrió a metáforas valiosas como la cocina y los ingredientes para preparar la reconciliación.

La segunda fase fue acompañada por una técnica japonesa llamada Kintsugi, la cual otorga valor a los objetos quebrados que luego son reconstruidos. Las grietas resignifican lo imperfecto, generando un sentido más profundo al ser pintadas con color dorado. Este viaje que comprendió diversas estaciones, llegó a su última estación, que fue la exposición de las vasijas por parte de cada mujer en las que relataron cómo su vida fue representada en aquel recipiente que fue quebrado y reconstruido como una obra de arte.

“Cuando me rompieron mi tasa, me sentí triste, también nostálgica, sentí otra vez el corazón herido y roto, con dolor, hasta ganas de llorar, me removió los recuerdos con esta tasa rota, pero hay un nuevo comienzo y que es Dios quien le ayuda a uno y le da fuerzas a uno a salir adelante hasta volver a sanar el corazón, porque queda herido, destrozado y dolido, queda con muchas angustias y tristezas, pero con Dios está la esperanza para empezar de nuevo.” (Mujer de la Memoria Granizal)

Para mí las grietas pintadas de dorado significan paz, ya pasó todo, ya cicatrizamos nuestras heridas, de lo que nos pasó, de lo que vivimos, de lo que nos tocó sufrir. Entonces ya como que hay una paz, hay más tranquilidad, ya estamos contentas porque las desbarataron y las volvimos a arreglar otra vez, no nos quedaron exactas, pero hay una asimilación de que nos quedaron bien otra vez. (Mujer de la Memoria Granizal)

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