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La paz como fruto de la justicia

La desigualdad en y entre naciones es uno de los principales problemas a nivel mundial. La gran mayoría de ciudadanos en el mundo carecen de oportunidades efectivas para acceder a bienes y servicios como la salud, la educación, la vivienda, el alimento, la tierra, entre otros. La brecha entre ricos y pobres se hace cada día más grande.

Existe un consenso a nivel mundial que el crecimiento económico no es una condición suficiente para reducir y acabar con la pobreza causada por las desigualdades. El crecimiento económico, para que sea sostenible, debe ir acompaño de leyes y políticas que garanticen la inclusión social, económica y política de cada persona, especialmente de aquellas que viven en condiciones de vulnerabilidad y marginalidad.

En este contexto de desigualdad y exclusión que vulnera la dignidad de los seres humanos, es necesario que todos nos comprometamos con la promoción de la justicia en las relaciones humanas. Una justicia que, de acuerdo a los profetas del Antiguo Testamento, trasciende una mera expresión de religiosidad (ayunos, oraciones y rituales) y se define en términos de una espiritualidad que hace justicia social; es decir, defender los derechos de los vulnerables (Isaías 1:10-20; 58: 1 – 12).

Desde la perspectiva bíblica, la paz o bienestar integral tiene como fundamento la justicia que restituye y protege los derechos de las personas y comunidades vulnerados por diversos tipos de injusticias (Isaías 1:17). Es decir, el reino de Dios implica la creación de un orden social justo como fundamento para la paz, entendida como bienestar integral.

Es necesario el compromiso de todos (Estados, empresas, sociedad civil, iglesias) para cerrar la brecha de la desigualdad entre ricos y pobres. La negación de los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales de cada persona y comunidad es una negación de la dignidad que Dios ha dado a todos los seres humanos sin distinción alguna.

Textos para reflexionar:

“Entre ustedes no deberá haber pobres (…) siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios (…)” (Dt. 15: 4-5).

“El producto de la justicia será la paz; tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto” (Isaías 32:17)

 

Yohan Álvarez

Director, Paz y Esperanza Colombia

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